¿Sueles quejarte?
Mi respuesta y la de la mayoría de las personas ante la adversidad, es la lucha y el optimismo futuro. Seré cansino pero es lo que me ha hecho avanzar.
Hoy pude nadar con poco dolor.
No quiero aburrirte, simplemente quiero contarte que en mi familia paterna nunca vi una tolerancia al fracaso, o una respuesta positiva ante los grandes problemas de la vida que suelen tornarse en fortalezas.
Afortunadamente las personas tienen un padre y una madre, entre otras cosas para paliar las deficiencias genéticas de la contraparte.
Nací con algo de sordera, tuve muchos problemas respiratorios durante la infancia y unas anginas paperas propiciaron mi primera audiometría.
Fui atropellado por un coche un año después por no escuchar un grito de mi tío materno.
Con 16 años empecé a padecer queratocono en la vista, por rascarme mucho los ojos, suele pasarle a los sordos.
Nunca sufrí de acoso o bullying en la escuela.
Tuve una infancia feliz y la sordera no me supuso un gran impedimento gracias a que aprendí de forma natural a leer los labios.
Engorde 40 kilos en un verano por una sobreprotección médica que me condicionó para toda mi vida.
He tenido graves eventos psicóticos que me han hecho perder muchas amistades.
Me han operado cuatro veces de una fístula anal con anestesia y una quinta sin.
Un tratamiento médico, concretamente el depakine, un anti epiléptico hizo que tuviera 6 linfomas pero benignos en el colón en otro país en el que no era el mío.
Tuve una pelea y perdí toda la sensibilidad en mi parte izquierda por casi una semana, que en otra persona podría haber sido un ictus.
Pienso que los médicos son los mayores y mejores mentirosos con los que me he topado, pero no les culpo, no soy alguien al uso.
No quiero mencionar más de lo que me ha sucedido después en el plano médico porque todo el mundo que lee esta newsletter ya lo sabe, tengo graves secuelas porque tuve un mes con la mayor depresión de mi vida, y sí que pienso que es una enfermedad grave, porque a mí me puso al borde de la muerte.
Pero aquí estoy, haciendo lo que me gusta: escribir, sabiendo que dormiré bien gracias a mi tratamiento ya bien acertado y queriendo soñar con levantarme en cada nueva dificultad. Sin prisas.
Porque yo sé, que yo me quejé poco cuando tuve dolor. Me hizo paciente.
Y mientras pueda dormir, comer, beber y tomar el sol cada día, viviré.
¿Y tú? ¿te sueles quejar de todo?