Mi hermana menor, se hizo toda una emprendedora, y la ayudé mucho, la llevamos a la capital del castellano, y en tierras charras se encontró con un pequeño talismán, que la ha configurado como una de las personas más influyentes de nuestro época.
- En la noche de los tiempos, todo esto ha sido, ha estado. Todo, absolutamente todo esto ya ha ocurrido antes.
No inventamos nada, somos lo mismo que antes, sólo que en otro momento. Ya estábamos y nada ha cambiado. Las redes son así, tú eres así, todos somos así. Ustedes son así, y perdón. Perdón por interrumpir.
- Todos estamos configurados, todos tenemos un signo, un significado, todos tenemos una emoción primaria. Empatizamos, sonreímos, olvidamos y perdonamos.
- Todos tenemos una voz, o dos, o tres, o las que sean. Y están. Permanecen ahí. No podemos luchar contra ellas. Podemos cambiar su configuración , su forma, su formato. Su paz, para evitar nuestro delirio.
- Entonces bueno, a lo que iba. Todos ustedes son eso, y están aquí sentados, a mi lado, conmigo.
- Ya termino, que otro tome el turno de palabra por favor… Las redes sociales no han cambiado nada, son lo mismo, éramos ya eso. Internet no nos ha cambiado, sino que en definitiva nos ha potenciado.
- ¿Nuestra vida ha cambiado? Pregúntenselo. Ya íbamos a clase, estudiábamos. Nos esforzábamos, porque nos esforzamos ahora. Seguimos luchando. Trabajamos. Observamos, somos espectadores. Somos individuos. Somos personas, y tenemos una identidad única, irrechazable.
Se oyen aplausos, que reverberan un salón de actos abarrotado, hay alguien exponiendo, pero está terminando. Comienza a sonar una melodía ya preparada que es un poco medio tensa, el auditorio tiene prisa por salir.
Esta última intervención, de una persona que no estaba invitada, que estaba sentada en el público, ha sido magistral. Ya se fue. Su silla está vacía.
- ¿Quién eres? Dime tú. Me has oído más veces.
- Te llamo por eso, bueno. Me parece bien. Hagámoslo. Tienes mi garantía, voy a hablar con mi secretaria, y tal como te he dIcho; me seduce mucho esta idea. Ya lo hemos hablado más veces. Vayamos al notario.
- ¿Cuándo te va bien? La próxima semana, en el lugar de la otra vez. Ella te envía todo, la documentación, por correo.
- Okey, sin problema. Estoy algo cansado, estuve dando una charla hoy en la universidad y fue agotador.
- Bueno, ya sabes cómo son las cosas, y cómo está el asunto. Ya lo conoces. Tú simplemente enfócate con tu hermana, haced lo que siempre hacéis, y a seguir así. Tan fácil como eso.
¡Eh! ¡Y tú a lo tuyo! No te me vayas a relajar. Haz las tareas y yo voy a cumplir, lo prometo.
- Está bien, adiós.
Tuve que ayudarla a poner orden a sus ideas, incluso mi padre se vino a trabajar con nosotros, y claro cuando personas con tanto nivel, y no hablo por mí la rodeaban todo salía prácticamente rodado, o bueno, digamos que casi todo…
- No sé ponerlo. ¿Cuándo llegas a Salamanca?
- Creo que mañana, según como vaya… Igual se retrasa, y además tengo que ir a ver a varias personas más. Es bastante fácil, te lo descargas y poco más, es simplemente pulsar en el instalador.
- Ya. Pero yo no sé hacer eso, mañana cuando vengas lo pones. Por cierto, me ha dicho que te espabiles, que este mes está siendo bastante flojo. Que te pongas a vender. Eso ha dicho.
- ¿Ah sí? ¿Y qué es lo que ha hecho él?
- Bueno, yo simplemente te repito lo que él dice, no me meto en eso.
- Por favor pon eso, para poder terminar la presentación a tiempo. Si esperas a que yo llegue, igual no nos da tiempo y me voy a tener que quedar despierto toda la noche terminándolo. Para que luego encima diga que no hago nada.
- Voy a intentarlo, a ver si el muchacho que está aquí me echa una mano antes de irse. Ve tranquilo y no pienses en él, es lo que hay. Nunca va a cambiar.
Están discutiendo por un simple punto y coma, algo que no es fuera de lo común y resulta hasta habitual.
La sala está templada, no hay música de fondo hoy. El invierno es duro en esta zona. La oficina se encuentra en Villamayor, muy cerca de Salamanca, es un espacio muy amplio en un conjunto de oficinas creadas por la USAL.
Demasiado grande, más de lo que se necesita, nunca necesitamos tanto pero nos seducía tanto la idea de crecer que preferimos tirar el dinero en un alquiler muy alto, antes que dedicarlo a cosas realmente prioritarias. Así que ese fue el espacio nos sobró durante un par de años. Casi doscientos metros de discusiones, de desilusiones, de amenazas, y de trabajo, demasiado esfuerzo y dedicación, porque no todo iba a ser malo.
Unas diez personas, a veces algunas más, otras menos, estuvimos habitando esa sala, con una gran mesa alargada y unas cuantas estanterías en conjunto de material ofimático.
Parece un desierto y cada vez que nos visita algún posible cliente, suena la misma cancioncilla de siempre. Las ganas de seguir creciendo, y es que cuando tenía veintipocos años el éxito empresarial me vino muy deprisa, en una edad en la que se tiende a escuchar pocos consejos, quizás todo acabó igual de rápido también, aunque sinceramente siempre me ha dejado un regusto a sabor dulce, para qué mentir.
En un marco desalentador, con una crisis como nunca habíamos vivido en nuestro país. Sin optimismo, sin posibilidad de emplearse fácilmente. En ese momento por tanto, no era complicado cubrir las ofertas de empleo con muy buenos candidatos. Obtener talento era tarea fácil. Y más aún en un lugar bendecido por Unamuno.
- Este muchacho me pone nervioso cada vez que abre la boca. No sé qué puñetas se creerá.
- Relájate. Se está cumpliendo el plazo que nos marcamos y todo sigue igual. La semana que viene tengo que ir a verlo.
- Tendrás que ponerte a hacerlo tú. Otra cosa no puedo decirte. Ya los conoces.
- Tengo ya bastante estrés con lo de Zara, que sé que no va a salir, deberíamos multiplicar el presupuesto por cinco o por diez, como te digo. ¿Y me dices que me ponga a programar eso? ¿Por qué tenemos a dos vagos por ingenieros?
- El precio es final, es el que se ha puesto. Si nos llaman a nosotros es porque quieren resultados sin gastarse mucho.
- Estoy cansado de que tengamos que cobrar tan poco. Damos un servicio de primera y todos nos recomiendan.
- De momento tiene que ser así, anda comete tu pincho de tortilla y vamos a que te explique lo que tienes que hacer para el otro cliente. Tranquilito.
A veces parecía que ella era la mayor, pero bueno como la quiero tanto, no le tengo en cuenta sus tropiezos, ahora bien, cuando se pone en plan insoportable, hay que pararle los pies más que rápido. Por su bien.