Raros y únicos.
El mundo es ese lugar donde todo el mundo persigue lo que que no puede explicar con palabras, lo inexplicable. Esa conexión profunda con algo o alguien que nos haga sentir de verdad.
Algunos ya cumplen todos sus sueños a la treintena, viajan a todos los lugares donde imaginaron hacerlo, tienen un trabajo tranquilo y relativamente bien pagado, a poder ser en remoto. Tienen los suficientes números agendados en su agenda que le escuchen llorar sus penas, e incluso quizás tengan una hipoteca.
Pero siguen sintiendo un vacío que les llama a pensar, si todo aquello, todo eso que pensaron que les iba a hacer felices, en cambio no pudo con ello.
No, nos engañemos, la vida no va de eso, si así fuera viviríamos en una sociedad ajena a los antidepresivos y benzodiazepinas. En cambio nuestro país es uno de los mayores consumidores de ambas.
Será que en algún lugar no me juzgarán.
Será que bajo la luna sienta mis pasos, y pueda tranquilo dormir sobre la hierba de un parque o sobre la arena de una donde las olas que rompen suenan familiares.
Será que el viaje que soñé ha dado tantas volteretas, y las personas a las que me situó, fueron auténticas y francas.
Será que los ceros a un lado y al otro no me afectan. Ni definan lo que soy o lo que tengo.
Será que si ahora acabe todo, pueda decir que viví una vida completa, una vida plena y tuve un propósito que cumplir.
Que el intercambio de palabras fueron más que versos, que trazaban tus sonrisas y que la sustancia emanaba desde el cáliz de tu boca, ensuciando mis sábanas aún blancas.
Puedo decirlo en versos y fallar, puedo escribirlo, hacer un ensayo, escribir una novela y no contarlo todo, porque nunca quedará derramada la última gota de la tinta que nos escribe esa emoción, ese sentimiento reconocible, esa conexión, ese recuerdo que aún no sucedió.
Porque no sirve de nada hacer lo que otros dicen, lo que otros cuentan, lo que otros sellan en tu pequeño entreno de pulgares hacia abajo, o llamémosle feed social.
Donde tantos y tantas confunden las ideas de feminimidad y masculinidad, donde tantos confundes las comas, los puntos y seguidos que no les hacen ver, que les dejan ciegos , que le hacen ser una copia de lo que no es nada.
Porque solo tú serás que tienes que ser a su debido tiempo y en sus debidas circunstancias que te hagan replantearte todo con tal de seguir siéndolo. Sin importancia, sin aspavientos, sin dolor falso ni hueco.
Cuando seas próximo a la definición de rareza del diccionario.
Cuando seas único.
Que solo tú sepas su valor y no te importe empezar de nuevo, pero ya conociendo el destino, y eligieras comenzarlo persiguiendo una revelación tan genuina como estrecha.
Cuando todo eso te encuentre, sentirás fuera de ti la idea de felicidad, abrazarás tus leyes, tus designios, tus valores y principios y no tendrás que dudar.
Porque ya eres lo que elegiste ser, ser único.