Pasión, Ilusión, OBSESIÓN, esfuerzo, constancia, valentía, resiliencia y empatía
Lo dice Ferran Adrià, en una entrevista que me ha encantado, muy comprimida, interesante y divulgativa. Os la recomiendo.
Unos ocho valores que debemos de cultivar, cualquiera de nosotros, si en nuestra vida profesional queremos llegar lejos o alcanzar un cierto grado de maestría.
Puedes ver la entrevista que le hacen aquí:
Habrá quien prefiera ver a Llados, pero sé que el reducido grupo de personas que me leéis (con vosotros me basto, gracias), sois cultos, emprendedores y no os suenan a chino esas ocho palabras que he colocado por título.
No son triviales.
Adrià repasa en el podcast cómo se hizo lugar entre las mejores cocinas vanguardistas del mundo, y cómo llegó a ser número uno en lo suyo.
La innovación también se puede sistematizar, se debe de gestionar de forma amplia pero yendo a lo esencial.
DISRUPTIVO
No es fácil, pero una persona como él, que quería ser jugador de fútbol, estudió empresariales y entró a la cocina limpiando platos… es decir sin vocación, logró ser el número uno y en un corto espacio de tiempo, es porque no sólo era creativo, es porque era disruptivo.
Y la prueba, de que la vocación también se puede ejecutar, es decir, no tiene porque venir antes, sino que es posible destacar en algo al Máximo nivel simplemente esforzándose más que el resto.
Las personas disruptivas, tales como Steve Jobs, Mark Zuckerberg y Adrià entre otros, se caracterizan por tener algunos rasgos en común.
Abandonan la universidad, porque lo que están creando, no tiene lugar en ellas. Son personas que además, creen mucho en su propio criterio, y que no suelen atender a los comentarios externos.
Porque como bien se explica en el vídeo, a las personas hay que escucharlas y respetarlas , pero eso simplemente.
Si quieres crear algo grande de verdad, no puedes escuchar a otras voces, más que a la tuya. Construye tu propio criterio.
Por eso es en la juventud cuando somos más proclives al cambio, a la innovación y a la vanguardia.
De verdad que lo siento por las personas que viven para trabajar, y encima en algo que loes gusta. Yo me sentiría incapaz.
Pero viendo que un porcentaje muy amplio de la población se concentra en ello, no es de extrañar la normalización del fracaso e incultura que se tiene hoy en día.
Obsesiónate con tus virtudes, seguro que valdrá la pena.