Lo echamos a suertes
La no planificación de nuestra vida siempre conlleva situaciones no esperadas, que lo van a ser. Reducir y restar tu incertidumbre, es aprender a convivir con nosotros mismos en plenitud.
¿Dónde estarás mañana?
Vivo el momento, vivo con intensidad, al máximo, viajo, salgo fuera, no me privo de nada, disfruto de mi tiempo, de mis amistades, de mi familia, de mi perro, pero también vivo mis ilusiones, mis proyectos y mis sueños.
Aprovecho mis inquietudes, hago muchas cosas diferentes, valoro el tiempo de los demás y el mío propio.
Intento quejarme lo mínimo, y si fallo, pierdo o por cualquier razón erro, no me castigo, eso es pasado.
Aprendo de mis errores, soy una persona muy imperfecta que ama sus carencias y respeta sus grandes voluntades.
Porque la vida puede ser larga, hay momentos para todo, y una vez que se adquiere cierta experiencia y estabilidad el camino puede ser no solo maravilloso, sino un camino de disfrute.
Me he equivocado miles de veces, la he cagado bien grande, tiré la toalla en un par de ocasiones, demasiada valentía (o poca).
Ya no preciso superarme, creo en mi propio destino, porque si me hago la pregunta que dónde me veo en dos, cinco o diez años podré contestar a la pregunta con respuestas precisas. No siempre fue así.
Y la belleza del paso del tiempo, de vivir, radica en eso, en echar la vista atrás y a veces sentir orgullo de esas decisiones que no tomamos, de aquellas palabras que no dijimos, de todo eso malsonante, ruin y cruel que nos guardamos.
Porque luego, NUNCA significó algo, lo embrutecido nunca fue una opción, en cambio el sosiego sí.
Cumplir años es aprender a restar, es restar un año menos de nuestro calendario vital.
Parabólicamente también lo es, en sentido figurado nos dice que el camino se hace cada vez más estrecho y el bosque pierde frondosidad.
Contamos con los dedos de una mano, o quizás de las dos (sólo quizá), todo aquello de lo que nos rodea y nos sigue aportando.
Restar.
Nunca fue tan importante pararnos a pensar por un momento cada día lo inmensamente afortunados que somos simplemente por tener una oportunidad de hacer algo.
Es necesario aportar un mensaje de esperanza y optimismo en un mundo cada vez más dividido y polarizado, que no nos espera, que no nos pregunta, que no nos exige.
Por tanto, crea tu mundo y cultívalo, no requiere de muchas hierbas (las que te den paz y felicidad).
Y solo un poco de calor, luz, y esa humedad entendida como amor y cariño.
Nada más.