LA DESOLACIÓN del todo vale. Negociación y cesión.
No aceptes cualquier condición, la negociación se basa en retrasar la firma, cuanto más gallego seas, mejor.
No estampes tu sello en cualquier lugar, la dignidad puede medirse en la cantidad de veces que te pisotean y te alejas.
Adiós. Una palabra mágica que nos cuesta horrores decir. Una lucha con la ilusión, que como todo, puede retrasarse.
La paciencia se paga bien en una negociación. Para negociar necesitas varias cosas, empatía, muy importante.
Te permite ponerte en la piel del otro, además cuando se recibe un ataque, la norma no solo es subir tu precio, sino retrasarlo.
Porque la comunicación es clave, y sólo puede hacerse desde el respeto, que el otro sienta que debe subir su precio se hace retrasando las decisiones sin mostrar necesidad.
No hace falta centrarse en lo ajeno, ya que como se va a producir un cambio, pero esa premisa es errónea. A lo único que debes de darle valor es a lo que ya tienes y si quieres dejarlo ir, que sea a un precio alto.
Por tanto:
Comunicación y empatía.
Retrasar la decisión.
Evitar conflictos.
Tal como dice Alejandro Sanz, yo no estoy en venta. Tú tampoco deberías estarlo.
Ceder no es negocio. Menos aún, negociar. Ceder es callar y humillación. No cedas, plantéatelo.
Bien es verdad, que la cantidad de insultos y faltas de respeto que oímos a diario, nos hacen soportar cesiones con tal de no escucharlo.
En tal caso, no cedas al crucigrama de la humillación, porque en cualquier caso vas a perder. Aléjate.
Todo no vale. Existen los países y los lugares, donde las reglas se difuminan y no es lo mismo. No es lo mismo que allá.
Lo que aquí es obligado, allí da igual.
Siempre ten por amigo los más altos estándares.
Europa exporta regulación, hemos llegado a tal punto, que nuestra tarea es ponerle vallas y puertas al monte.
El futuro es inevitable y el hoy ya lo tenemos perdido. Ten cuidado en tus cesiones.