El panorama tecnológico y la triste realidad de Europa.
El mundo va a varias velocidades, la economía sigue expandiéndose pero no en todas partes por igual. En Europa empezamos a flaquear frente al resto.
Es triste la situación europea. Europa vive una crisis de liderazgo.
No somos capaces de capitalizar nuestro talento, y aún habiendo sido grandes lideres del progreso industrial de las últimas décadas, estamos empezando a perder fuelle.
Y lo peor, es que lo sabemos, y somos nosotros mismos los primeros que nos auto saboteamos en la idea de ya es tarde, o que ya estamos muy mal.
Decidme una gran tecnológica europea.
Apple, Google, Microsoft, NVIDIA, Tesla, Facebook, … ¿os suenan? Decidme algún homólogo europeo.
Estados Unidos ha crecido mucho, y ha creado una industria, la de las tecnologías de la información, en la que juegan el juego desde arriba. Ellos imponen las reglas y sus productos. Y el resto los consume.
Han creado una bola de nieve que se retroalimenta, se hace cada vez más grande y siempre serán ellos los primeros.
Os explico porqué:
Le llevan muchísima ventaja al resto.
Han sabido sacar partido a la innovación, han creado ecosistemas propicios para la formación de empresas, personas de todo el mundo eligen Estados Unidos para emprender porque saben que el capital que premia ideas que innovan está allí.
Las grandes empresas de tecnología que conocemos todos llevan dos décadas invirtiendo en las tecnologías del futuro.
Han amasado muchísimo dinero, así que si no pueden contigo, directamente te adquieren, tienen muchísimo capital disponible.
Además de todo esto, el ecosistema que han creado llama al talento, las empresas disruptivas, antes o después instalan una sede en EEUU, desde donde podrán capitalizarse y seguir creciendo.
Estamos en la era tecnológica, donde los grandes negocios, son negocios de tecnología y redes, y donde para crecer se necesitan inversiones millonarias en investigación y desarrollo.
En Estados Unidos la innovación es un negocio como tal, se crean miles de startups con financiación cada año. Muchas de ellas superan varias series de rondas de financiación, hasta que algunas llegan a cotizar en bolsa, o son adquiridas por las grandes.
Por el otro lado en Europa nosotros mismos nos lo hemos puesto más difícil. Es caro competir desde Europa, no se ven grandes empresas tecnológicas ambiciosas, sino que somos clientes y consumidores de los productos americanos.
Somos muy dependientes de las subvenciones y de la ayuda estatal, para poder crear negocios de futuro, tal como ahora se está viendo con toda la explosión de empresas de hidrógeno verde. A pesar de que por la naturaleza del hidrógeno, una molécula muy ligera, es muy difícil de confinar escapándose de todas partes, y haciendo su manejo complicado, y muy inflamable.
Por otro lado, nos hemos centrado en regular, legislar, y eso es lo que acabamos exportando regulaciones.
Tales como la agenda 2030, o que los coches de combustión tengan que ser suprimidos, abocando un cambio en la industria por pura política, y no porque como consumidores necesitemos dar ese paso.
Muchas grandes marcas como Mercedes, Toyota o directivos de Renault, están reculando y diciendo que seguirán produciendo vehículos de combustión bien entrada la década de 2030.
Nos encontramos en un momento en el que Europa por tanto, cada vez será más dependiente del exterior, sin una industria real de innovación, dependiente casi absoluta de industrias como las de los semiconductores, en donde solo existen dos referencias europeas: ASML y la británica ARM que a su vez fue adquirida por un fondo japonés.
Cada vez exportamos menos, e importamos más. Se deben de hacer cambios, y premiar innovaciones que nos permitan situarnos en la pelea tecnológica, que hoy por hoy tenemos perdida.