A favor del déficit fiscal
La próxima gran crisis será una crisis de deuda, porque claro, por algún lado tiene que explotar todo. Agoreros.
Los superávits fiscales son un rara avis, que se producen con baja frecuencia, y pocos países son capaces de replicarlo.
España tiene un problema mayor con el manejo de su deuda que, en comparación, Alemania, ya que, si no recuerdo mal, la alemana no supera el 70 % del PIB. El problema español no es tener déficit, sino cómo llega ese déficit público.
Como ya hemos hablado aquí varias veces, la Seguridad Social posee un sistema quebrado, incluso con tintes piramidales. Ni con toda la avalancha migratoria que estamos recibiendo vamos a poder subsanarlo; al revés, la diferencia entre lo que aportan los cotizantes activos al sistema y las personas que reciben prestaciones y pensiones empeora a altos niveles, teniendo que España dedicar como su mayor partida presupuestaria sostener a la Seguridad Social.
Otros países que han elegido tener un sistema de cotización con cuentas separadas por trabajadores no sufren esto, ni aquellos que tienen un sistema mixto. Y ojo, también tienen sanidad y educación públicas, y en algunos lugares bastante por encima de la nuestra. Porque no nos engañemos, ni tenemos la mejor educación del mundo ni la mejor sanidad, pero eso da para una entrada independiente.
Venía a hablaros de que, con la noticia de que Moody’s, la famosa agencia de calificación crediticia, ha decidido bajar la calificación de Estados Unidos a AA+. Ya no es triple A.
Esto ha pasado más veces, este tipo de downgrades. No es algo tan feo como lo pintan, porque pensemos en los países que, como Estados Unidos, tienen un banco central —la Reserva Federal— que emite dinero, valiéndose de emisiones de deuda a su vez.
El dinero que se emite no es para que los saldos de las cuentas públicas incrementen, sino para inyectarlo directamente en la economía por diferentes mecanismos. En USA se utilizan mucho los créditos fiscales. En Europa somos más proclives a las subvenciones y ayudas económicas individuales.
Ese dinero, al fin y al cabo, retorna en parte al Estado en forma de impuestos, pero también crea riqueza en el sector privado, y eso es lo que no nos cuentan en la narrativa dominante.
Las empresas tienen más dinero a su favor con déficit que con superávit fiscal, ya que lo normal para conseguir un superávit es el incremento de los impuestos o una reducción drástica del gasto público. Ambas medidas merman la tesorería de las entidades privadas.
Los bancos se ven muy beneficiados con este sistema, ya que son los grandes compradores de bonos y deuda pública para poder sostener sus balances monetarios en dólares o euros, todos fiduciarios.
¿Y tú qué prefieres? ¿Que nos endeudemos por el bien común o que sólo sea una élite de empresas la que pueda sobrevivir a un sistema precario de oportunidades?